miércoles, julio 2, 2025
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Memorias de un sobreviviente de la AMIA

A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario del atentado terrorista más trágico de la historia argentina, Adrián Furman cuenta su experiencia. Todos vivimos con luchas internas, algunas más significativas, profundas y duras que otras. Hay que transformar lo roto en algo maravilloso.

Por Jimena Tapia Arenas

¨Fui sobreviviente del atentado de AMIA¨, fue la frase introductoria de Adrián Furman, lejos de haber sido testigo de uno de los atentados más impactantes de la historia argentina, este evento no solo marcó a miles de ciudadanos y familias, sino también a los sobrevivientes de ella. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Y qué pasa después de un hecho tan traumático como este? ¿Debería considerarse afortunado por ser sobreviviente o un desahuciado por cargar con ese peso en los hombros que uno se pone por la misma razón?

Adrián Furman: «Nunca elegí ser parte de la tragedia».

-Adrián Furman: ¨Nunca elegí ser parte de la tragedia, nadie lo elige¨

La vida que tenía hasta ese momento, el 18 de julio de 1994 cambió para siempre. Yo fui a trabajar como todos los días, trabajábamos juntos, con mi hermano, aunque en oficinas y edificios separados, era un día normal.  De pronto escuché un sonido estruendoso y vi que ya no estaba el edificio de al lado, me paré desorientado y logré salir. Sobreviví. No sé cómo.

A.F.: Fabian mi hermano mayor falleció en el atentado. Yo pude salir por ¨suerte¨ ileso.

Se cumplen más de 30 años desde que sucedió el atentado. La causa sigue exactamente igual, no hay ningún culpable, con los tres juicios que hubo, los tres fueron un fracaso.

-Cada año cuando esta por empezar el mes de julio, para mí es como que se pone toda la mente en negro, y si bien todo el año me acuerdo de lo que pasó todos los días, no pasa ni un solo día que no me acuerde, el mes de julio es especial. Julio me suena algo muy fuerte en la cabeza, y cuando sé que se acerca el 18, más todavía. Los recuerdos se ponen más frescos y todo viene a la mente de nuevo, se revive. Trato de pasarlo lo mejor posible se me hace difícil, últimamente trato de participar, contar la historia, cuando me llaman, trato de contar lo que viví. ¨Pido que el 18 de julio pasé lo más rápido, julio porque es un mes eterno para mí¨.  Es una superación diaria: ¨Trato de superarlo día a día¨.

A partir de entonces, vivir se convierte en otra cosa. Pasó mucho tiempo para que Adrián lo pueda interiorizar. ¨Pasó como 20 años, yo durante 20 años no contaba lo que pasó, no quería contar, me escapaba de todo acto, toda entrevista, no quería saber nada. Durante 20 años me callé, me lo guardé. Hasta que de repente algo cambió en Adrián, un rayo de esperanza. Tomó como ejemplo de esperanza o ejemplo que veía de sus padres que desde el día uno, activaron el sistema de justicia, participaban en grupos de familiares, pertenecían a la organización 18J, una de las tres agrupaciones que percibe la justicia sobre el caso del atentado AMIA.

Adrián Furman en uno de los actos de la calle Pasteur que se realizan todos los 18 de julio en recuerdo de las víctimas.

-Y de repente sentí la necesidad de contar mi historia, contar lo que me pasó y más que nada para que esto que pasó no se olvidé nunca, para que la gente sepa que es lo que pasó. Por la memoria de los fallecidos. Por la memoria de mi hermano.

Todos vivimos con luchas internas, algunas más significativas, profundas y duras que otras. Lo que hacemos es vivir con eso, y buscar transformarlo en algo redentor, algo significativo. Que nos motive y nos cause esperanza, significado. Como Adrián, que hace 20 años era imposible para él hablar del tema, hoy en día está participando en una obra teatral sobre el atentando con otros familiares de los fallecidos, para hablar y representar sobre cómo vivió cada uno el proceso, el luto y la superación de cada uno. Cuando le preguntas a Adrián sobre cómo se siente con la obra teatral que están preparando, él responde que hace tiempo ni se hubiera imaginado hablar del tema menos hacer una interpretación de su vivencia en público.

Fabián, víctima de la AMIA, con Adrián y Ariel, sus hermanos en su casa de la calle Lerma en Villa Crespo.

Hoy es diferente, Adrián Furman, como muchas otras personas en el mundo, que pasaron eventos canónicos traumáticos, sobreviven con ello. Tienen que seguir, continuar, vivir con eso. En el caso de él fue su familia su inspiración, motor y el motivo por el que siguió. Que nos deja una enseñanza grande de no solo vivir con esos fantasmas o grises de nuestro pasado es posible, sino poder transformarlo en algo que nos haga darle sentido para nosotros, como en la cultura japones, existe un arte tradicional que se llama Kitsungi, que es la reparación de cerámica rota con un fuerte adhesivo con polvo de oro, dándole otro significado y otra belleza a algo que ya estaba roto. Transformando y volviéndolo más bello. Convirtiéndolo otra vez en algo que se pueda utilizar.  Y así pasa en la vida humana, y testimonios como los de Furman, reavivan esa llama de inspiración y un análisis de encontrar sentido y belleza en algo perturbador y doloroso. Trasformar algo roto en algo maravilloso.

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